Una vez le escribí la carta a un extraño… no tenia destinatario, ni nombre, ni nada. Le rogaba que me cuidara, que se diera cuenta de que lo estaba esperando. Le mencioné que la luna nos iba a mantener juntos. Estaba en la secundaria. Después de leerla pensé que alguien en alguna parte realmente se iba a dar cuenta de que lo estaba buscando. Y luego?
Y luego todo esto. Mi corazón frunce el seño cuando algo así pasa. “Dileee!!!” reclama mi mente, no se me da eso de decir mucho las cosas. La realidad es que pueden no darse cuenta y por dentro un cáncer terrible asecharía mi pecho pero el dolor a veces no deja ni hablar. El punto es que cuando te sientas mal inmediatamente alguien te abrace. Se detenga un momento a pensar las palabras que quiere decir y entonces las expulse con un beso en la frente o una caricia a tu pelo. Pero no, buscas la explicación, la razonas y sin mas a veces ni la dices ni abrazas. Tratas de resolver el mundo y luego te das cuenta de que no puedes y te frustras. Terminas sintiéndote peor que la persona que antes lloraba.
Cuando una persona esta desconsolada por un problema, probablemente este muy bien darle un consejo pero lo mejor es hacerla sentir bien para que pueda encontrar la solución sola y acto seguido la ejecute con ayuda de quien a esa persona se le pegue la mas remota gana.
En fin. La ayuda siempre es bienvenida de cualquier manera en la que venga. Al final para eso están los amigos. Para que hagan cosas tontas por ti y contigo.
Y es tan cierto que… el sensato no cuenta los años sino los amigos.
You are the moon.- The hush sound.
